"Llevaba la bolsa vacía pero siempre que entraba la mano en ella, era capaz de extraer la magia de las palabras para regalársela a todo aquel que las quería. Escribía por las noches, robándole horas al tiempo al sueño y a él mismo. Un día al entrar la mano descubrió con incredulidad que no podía sacar más palabras. Y lo peor era que necesitaba con urgencia las palabras, silencio, mañana, beso, mar y cielo. Esas por no citar otras de menor importancia para el escrito: Dos adjetivos, un adverbio, un verbo auxiliar, uno reflexivo. Que espanto."

martes, 24 de marzo de 2009

(21) S.O.S por David Malpartida

Ciega oscuridad y a lo lejos pequeñas luces difuminadas daban forma a una imagen, un sistema solar desconocido para miradas indiscretas. Una nave circulaba con gran velocidad y luminiscencia atravesando pequeños asteroides, intentando no ser aplastado, su tripulante pudo esquivarlos sin ningún tipo de problema. Los sistemas volvieron a la calma después de un sosegado encuentro mortal, la nave acelero perdiendo de vista el cinturón de asteroides.
El reflejo del sol deslumbró a la nave cegando a su ocupante, no diviso que se estaba acercando a un planeta y que sus sensores empezaban a parpadear una luz roja que cubría todo el casco. Una vez recuperado de la luz cegadora, vio datos incomprensibles por todo el panel de mando, los ignoro y se dirigió a aquel planeta sin vacilar. Agrietado, desértico, parecía que no podía albergar vida de ninguna clase, observaba mientras entraba en su atmósfera.
En la superficie se podía contemplar unos símbolos que parecían ser como un indicador de aterrizaje que había desplegado la nave. De la pequeña nave salieron unas patas metálicas transmutándose en un ser Biomecánico con una cabeza pequeña de ojos negros y color violeta, su cuerpo acababa en unas extremidades de araña. Miro a los lados visualizando el terreno, aunque era de noche pudo visualizar los alrededores con un láser que salían de sus ojos, observo montañas a lo lejos, además de un vasto desierto en el que el silencio reinaba en el lugar. Mientras esperaba a que en ese planeta amaneciera, se entretuvo mirando las estrellas, aunque el lugar parecía inhóspito las estrellas le daban un toque acogedor, las catalogo ordenándolas por luminosidad, por constelaciones, también por el calor emitido gracias a sus potentes sensores. Cuando acabo cerró levemente los ojos.
Al día siguiente un pitido le hizo salir del trance en el que se encontraba, se sacudió levemente y recalibró sus sensores, temperatura, telemetría, sistema cartográfico, gravedad, humedad, ozono, presión barométrica. Una vez acabo, se dirigió hacia las montañas para explorar la zona en busca de cualquier tipo de vida, (Incluso inteligente). Vago durante horas por un sol abrasador, tenía mucho calor, cada minuto que pasaba se deshidrataba. Intento obtener agua de las grietas de la tierra, no hubo suerte, su visión empezó a tornarse borrosa, sus sistemas no paraban de darle información constante de advertencia, pero él aun a si siguió adelante.
El viento empezó a soplar fuertemente levantando la arena que cubría su cuerpo que parecía inerte. Pudo levantarse y reprogramó una fuente alternativa de energía que no estuviera basada en líquidos, desplegó de su espalda una pantalla de color negro que enfocó directamente al sol, su energía volvió otra vez al 100%. El fuerte viento se apaciguo progresivamente. Sus manos de cinco dedos cogieron un poco de arena y gracias a unos sensores pudo analizar la tierra que tocaba, sus análisis detectaban moléculas de hidrógeno y carbono, parafinas, compuestos que era la primera vez que veía.
Más adelante diviso unas columnas de humo, una vez más cerca pudo observar maquinarias pesadas que perforaban la tierra con fuerza, de ahí salía un liquido negro que no pudo visualizar bien. Amplio el zoom para poder observar es liquido tan extraño que emanaba de la tierra, diviso unas criaturas bípedas de cuatro extremidades de color gris, sin rostro que no se apartaban ni por un segundo de sus maquinas perforantes.
Él contento de su hallazgo intento comunicarse con esos entes que parecían albergar inteligencia. El problema era que estaban demasiado lejos como para que le vieran, había un sol radiante y eso le impedía activar un dispositivo de luces para entablar comunicaciones visuales con otras criaturas inteligentes. El ordenador de su cabeza le dio una sugerencia de que la arena que le rodeaba si se calentaba a mucha temperatura se volvía cristal. Se quedo pensando en ello. Otra sugerencia de que el cristal podría ser reflectante le apareció en un tono irónico.
Otra vez sus sensores defensivos volvieron a parpadear una luz roja, él ignoro la advertencia de peligro. Con la arena que había calentado pudo obtener un pequeño cristal que utilizo de espejo para hacer señales luminosas a esos seres, fue inútil, había demasiada distancia. Se le ocurrió otra idea para hacerse notar en el lugar, desplegó de él un pequeño satélite que fue dirigido hacia a ellos. Mientras guiaba el satélite, pudo observar detrás de él unas sombras que crecían y una respiración acelerada que cada vez se hacía más fuerte. Se dio la vuelta y pudo ver a esas criaturas que le miraban con asombro, se agacharon para poder visualizarle mejor. De repente el líquido negro dejo de emanar de la tierra y una de las criaturas giro la cabeza con parsimonia y volvió a centrarse en ese hallazgo tan sorprendente. Las luces rojas no parpadearon pero tuvo un presentimiento de que no eran amigables. Intentó huir de ellos pero sus patas no le daban la velocidad que necesitaba para huir. Una descarga eléctrica le paralizó. Un sonido agudo salió de él, era un grito de dolor.
El mismo que durante años el planeta en el que se encontraba también padeció. Entre las voces de esos seres pudo ver con claridad un mundo siniestro con cadáveres de otras formas de vida muertas a su alrededor. Sus sistemas empezaron a apagarse uno tras otro, los datos que había recogido quedaron guardados para un futuro próximo. Lo último que se apagó fueron sus ojos cerrándolos para nunca volverlos abrir.

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