Qué fácil fue decir
no sabía lo que hacía
debió perder la cabeza,
Dios lo perdone.
Qué fácil fue creer
que fue un capricho
que fue la maldición
de un gen atravesado.
Pero no fue tan fácil
en la celda amarilla
encontrar la salida sin ventana.
Lo hicieron posible
la tubería del gas,
el taburete
y los cordones
de los zapatos.
"Llevaba la bolsa vacía pero siempre que entraba la mano en ella, era capaz de extraer la magia de las palabras para regalársela a todo aquel que las quería. Escribía por las noches, robándole horas al tiempo al sueño y a él mismo. Un día al entrar la mano descubrió con incredulidad que no podía sacar más palabras. Y lo peor era que necesitaba con urgencia las palabras, silencio, mañana, beso, mar y cielo. Esas por no citar otras de menor importancia para el escrito: Dos adjetivos, un adverbio, un verbo auxiliar, uno reflexivo. Que espanto."
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¡Que sencillo y que bonito! ¡¡Como me gusta!!:)
ResponderEliminarcómo me alegra!
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